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Identidad en el circo latinoamericano


Autora: Julia Sánchez Ajá, mexicana, Co- fundadora del Centro para la difusión de las artes del circo en México A.C. Graduada de la Academia Fratellini donde se especializa en cuerda volante y trapecio con giro. Su trabajo más reciente se titula "Diálogos entre el circo y la ciencia". En el área de producción y logística colaborado en compañías como CIRCA y proyectos independientes de circo. Es parte del equipo Festival de Mayo en Jalisco.

Corrección Editorial: Aurora Villarreal Covarrubias “Aurora Vilco”.

Exponente: Roy Gómez Cruz tiene estudios de doctorado en el programa de Performance Studies en Northwestern University en Chicago, EE. UU. Su investigación aborda etnográficamente comunidades de circo contemporáneo en Canadá, Estados Unidos y México para examinar la relación entre la escena circense, el trabajo artístico y la identidad profesional. Combina la creación musical y la actuación artística con la producción y difusión de conocimiento crítico sobre las artes circenses a través de la gestión cultural y la comunicación estratégica.

No.Participantes: 28 personas aproximadamente.


 

Abrir el diálogo en torno a la identidad del circo latinoamericano es adentrase en un mar de opciones multicolor el cuál nos remite principalmente a la diversidad.

Para empezar el diálogo con una base en común, Roy Gómez Cruz quién presenta está charla nos introduce en el discurso de Jiménez para después reflexionar en conjunto: ¿Cómo se relaciona la identidad con la cultura? ¿La identidad en el circo se vive desde lo individual, lo local y más allá de naciones? ¿Cómo se vive la identidad en sus grupos más cercanos, que valores se presentan? ¿Qué implica la actividad de circo latinoamericano?

Jiménez nos dice que la identidad y cultura van de la mano y es preciso entender que la cultura no son las bellas artes, la identidad esta presente en los significados sociales que le permiten a un grupo funcionar; estos pueden ser escritos, visuales, musicales y a partir de estos símbolos es que materializamos e interiorizamos en gustos, hábitos, miedos y juicios, que a lo largo de la vida se convierten en cultura y con ellos construimos nuestra identidad.

Para que emerja una identidad de circo latinoamericano, debe de haber una cultura de circo latinoamericano, la cuál sólo se fortalece por medio de intercambios y de reconocimiento de símbolos que los individuos compartimos. Sin embargo, nos preguntamos ¿si el individuo transforma su identidad? Porque este se va reflejando en otras personas, empatiza con acciones o un movimiento buscando encontrar un lenguaje en común y eventualmente encontrar un sentido de pertenencia. Se dijo que, esta constante búsqueda de la identidad nos genera un vació permanente, ya que el artista de circo por el tipo de vida que lleva se ve obligado a cambiar de lugar, transformarse, interiorizar nuevos símbolos y representarlos, lo cual le exige modificarse constantemente.

Es imposible encontrar una respuesta, sin embrago coincidimos en que regresar al origen, a la raíz del ser, conocerse, encontrar que me representa a mí desde el individuo, con qué símbolos me siento identificado, qué es lo que yo quiero representar y expresar como artista de circo son herramientas para poco a poco definir nuestra identidad individual y colectiva.

Hay quienes se reconocen con la identidad a partir del cuerpo, otros tantos lo abordan desde el contexto, la escuela, las redes o desde el concepto de nación y el arraigo.

Raúl de Colombia nos plantea la idea de que no toda identidad es positiva, ya que en Latinoamérica la identidad se relaciona usualmente a la carencia, la inmediatez, la urgencia del diario vivir y la falta de filosofía y de información. Recalca la importancia de identificarse con lo positivo y lo negativo para entonces poder, además de reclamar una serie de derechos, poder construir un movimiento basado en el diálogo, la reflexión, el entendimiento del ser y la construcción de espacios de identidad partiendo de la idea que la identidad cambia de acuerdo al contexto de nuestros países, como lo ha venido haciendo el circo moderno.

El circo en Latinoamérica es una implementación de muchas culturas, las técnicas provienen de otros lugares distintos al nuestro y se moldean de acuerdo a nuestras necesidades ¿Es posible legitimar el circo, aunque este cambie de nombre dependiendo del país? ¿Cómo se legitiman los espacios que son híbridos que van cambiando a través de la responsabilidad social? ¿Cómo se solidifican estos espacios ante los entes políticos sindicatos, gremios, espacios etc.?

La realidad es que existe una legitimidad que hay que ir construyendo no solo a través de la técnica si no desde lo indígena, lo moderno, lo clásico, lo innovador y los símbolos, pero sobre todo, autoafirmase a uno mismo para crear, proponer y no sumergirse en estereotipos implantados.

En el caso del circo podemos decir que la técnica es un reflejo de la identidad, del lenguaje, ya que ésta es inseparable de su historia, su contexto y la forma en la que el artista aborda sus procesos, la intención como los desarrolla y los interioriza.

Circo Latinoamericano, palabras que fueron suficientes para identificarnos con un tema, asumirnos y reflejarnos en la otra persona, compartir nuestras inquietudes y encontrar que son semejantes. Saber que en Latinoamérica nos encontramos en la búsqueda de espacios donde movilizar y construir nuestra identidad.

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