cha: Lunes 26 de marzo de 2020.
Autores: Romina Buscaglia (Chile) Titulada como Interprete en danza con mención en terapia corporal en el I.P Escuela Moderna de Música y Danza.(2014 – 2019).
Se ha presentado como bailarina con la Coreografía “El Tunel”: en XX Convención Nacional de Circo, Isla de Maipo. (Octubre 2018)
“II Encuentro de danza y circo” en Carpa Azul, Valparaíso. (2018)
¨Festival Charivari¨ en Matucana 100. (Junio 2019)
Practica acrobacias aéreas en tela desde el año 2011 a la fecha, desarrolladas en el Estadio Croata, donde actualmente da clases para jóvenes y niños, nivel básico – intermedio. Expositor: Andres Mateo Castelblanco Suarez (COL)
A trabajado en lugares como República Dominicana, México y Colombia; con compañías tradicionales y contemporáneas como Malabarte, las 7 tablas, la gata circo, la familia gasca de circo.
Participó en la escuela de circo Cirko Vertigo en Turín, Italia. Donde encontro el Washington Trapeze, decide continuar su formación en la escuela nacional del circo de Francia, ENACR-CNAC. Completa su técnica de circo con una identidad y una expresión artística y completa su aprendizaje en la promoción del CNAC 32.
Impulsa el centro de ayuda para estudios de circo (CAEC) una plataforma que contiene datos para ayudar a las personas de Colombia y toda Latinoamérica que están interesadas en profesionalizarse en las artes circenses. (2019)
Asistentes: 37 personas aproximadamente
Link de la charla:
La segunda charla se llevó a cabo el 26 de marzo 2020 con el título “Herramientas para la profesionalización circense en Latinoamérica”, moderada por Andrés Mateo Castelblanco desde Francia. Mateo nació en Bogotá, Colombia, en 1994. A sus 16 años viajó a México, donde estudió durante cuatro años en la Escuela de Artes escénicas y Circo Mesoamericana de Puebla, especializándose en equilibrio de manos. Mateo ha tenido la oportunidad de trabajar tanto para compañías de circo tradicional como contemporáneo. Con esta experiencia logró entrar a Cirko Vertigo en Turín, Italia, una escuela donde comenzó a especializarse en Washington Trapeze, la disciplina que le brinda adrenalina y concentración.
Andrés Mateo Castelblanco continuó su formación en la Escuela Nacional de Circo de Francia, ENACR-CNAC donde se ha dedicado a desarrollar su técnica de circo e identidad artística. En su investigación artística integra elementos del circo tradicional y contemporáneo con sonidos folclóricos y experimentales.
Mateo estructuró su presentación identificando tres momentos fundamentales del desarrollo profesional de un artista de circo, categorías útiles para reflexionar sobre el contexto particular del circo en América Latina.
1) Antes de la formación profesional que hace referencia al momento donde decidimos iniciar el camino de la profesionalización y nos encontramos frente a un muro lleno de preguntas sobre nuestras posibilidades reales, ya sea para audicionar a escuelas profesionales de circo o para lidiar el cambio drástico de vida y residencia que implica salir del país para recibir formación profesional. Un problema urgente que identifica Mateo es la escasez de información disponible para tomar decisiones y enfrentar un reto de tal magnitud.
2) Durante la formación profesional se refiere entonces a la serie de retos que alguien enfrenta una vez que ha logrado iniciar un programa de formación. En esta etapa, Mateo identifica diferentes aspectos que hacen de nuestra formación una experiencia más enriquecedora, por ejemplo, la estabilidad o “salud” psicológica”, la apertura al conocimiento en otros contextos, el apoyo familiar, la estabilidad económica, y el participar en círculos y redes disponibles para compartir la evolución propia y observar como otros artistas llevan sus procesos en diferentes instituciones.
3) Finalmente, después de la formación profesional comienza un proceso muy complicado y retador: la inserción al ámbito profesional. Una vez terminado el proceso de aprendizaje, ¿qué ayuda a un artista de circo a vincularse al mercado laboral? ¿Cómo obtener información sobre los diferentes rubros y oportunidades que existen? ¿Qué apoyos brindan los gobiernos en este proceso? Y sobre todo, ¿cómo se da la inserción laboral del artista de circo en países latinoamericanos?
Profesionalización del circo en América Latina
Para partir me gustaría comentar que cada país en Latinoamérica se encuentra en momentos distintos de profesionalización ya que existen países con mayor apoyo gubernamental destinado a la cultura, así como hay países donde el apoyo es nulo o deficiente. Para poder apoyar los procesos de formación en cada país es necesario conocer sus realidades. Indudablemente, el circo en Latinoamérica es muy diverso y cada contexto necesita diferentes pautas y caminos de profesionalización.
Personalmente, creo que antes de la profesionalización es un momento de angustia e incertidumbre que implica una decisión que tendrá un impacto mayor en nuestro futuro. Además, en América Latina esta decisión se debe tomar en climas de incertidumbre donde las políticas públicas cambian con cada gobierno en turno. Sin apoyos o becas en que confiar, individuos se aventuran al extranjero con muy poca información sobre escuelas de circo y programas de formación profesional e inclusive sin conocimiento sobre cómo hacer audiciones. Con poca información y mucha incertidumbre, resulta muy difícil responder ciertas preguntas básicas que podrían enfocar el camino desde un inicio. ¿Qué tipo de artista quiero ser? ¿Por qué elegir una escuela sobre otra? ¿Cuál es mi meta profesional y a dónde deseo llegar? Aún cuando sea difícil contestar estas preguntas, son muy importantes para canalizar nuestros esfuerzos exitosamente en este primer momento del proceso.
Hay múltiples formas de mejorar esta situación. Una quizás más eficaz es ir a la raíz del problema. Es necesario implementar el circo en la educación pública, desde la educación primaria y secundaria. El circo podría brindar no solo un apoyo al deporte y la disciplina física sino un enfoque artístico que da una perspectiva más amplia del uso del cuerpo para expresarse y no solo para competir. Así también, el circo podría brindar una oferta más amplia de talleres para niños y jóvenes. Este cambio les podrá parecer lejano o descabellado a algunos, sin embargo, ya existen casos de éxito. En la charla se compartió que en Uruguay se ha impulsado una iniciativa para implementar el circo en instituciones escolares tempranas, desde el ramo de la educación física. Me parece que como artistas de circo tenemos la obligación de estar más informados de estos casos e inspirarnos para fomentar un cambio en nuestros contextos.
Como ilustró Matero en la charla, durante el proceso de formación profesional, la estabilidad, el bienestar psicológico y el apoyo familiar son herramientas valiosas que permiten mantener la disciplina, tener la moral alta, tolerar la frustración, y encontrar el apoyo necesario para superar bloqueos que surjan en el proceso formativo. Parece que muchos artistas que han salido al extranjero para formarse no encuentran canales para mantenerse informados y conectados con el circo latinoamericano. ¿Cómo crear redes y herramientas que apoyen artistas latinoamericanos formándose en diferentes continentes? ¿Cómo mantenernos conectados de forma que aprovechemos las vivencias de nuestros artistas en el extranjero y podamos conocer las condiciones en las que se vive, estudia y trabaja el circo en otros países?
Respondiendo a esta problemática, Mateo ha impulsado una iniciativa llamada CAEC en Colombia. En una plataforma de blog, CAEC es un centro de atención para estudios de circo donde se registran datos de escuelas y espacios para la formación de circo en distintos lugares del mundo. Hagamos una atenta invitación para conocer, apoyar y dar difusión a proyectos como el CAEC, que contribuyen positivamente a los caminos de profesionalización que con mucho esfuerzo emprenden nuestros artistas.
Es vital que en cada país aparezcan más y más iniciativas de comunicación y que en conjunto podamos encontrar formas de reivindicar nuestro circo para tener más fuerza y poder, para tener voz y legitimidad. En realidad, no hay nada que nos impida organizarnos y unificarnos en Latinoamérica como lo ha podido hacer el circo en la Unión Europea. Para lograrlo, será necesario enfocar nuestro aprendizaje como gremio para, por ejemplo, fortalecer los vínculos con instancias gubernamentales. ¿Cómo lograr que el gobierno tome con seriedad la formación del artista circense y reconozca al circo como una profesión y no solo como un espectáculo recreativo?
Desde la iniciativa privada surgen otros retos. En el sistema capitalista en que estamos insertos, el arte es usualmente mirado como producto de consumo. Por esto los artistas tendemos a tener conflictos internos acerca de la práctica que desarrollamos. Muchos sentimos inseguridad y dificultad al buscar ser reconocidos como artistas. En realidad, aunque sea complicado auto-validarse como artista, aún así, nada nos impide luchar por nuestro reconocimiento como trabajadores del arte: como profesionales circenses que pueden marcar una diferencia en la sociedad. En este punto de la discusión, cabe la pregunta ¿qué significa ser profesional?
¿Qué significa ser profesional de circo en Latinoamérica?
Existe gran ambigüedad en la definición de cómo y cuándo un individuo, una compañía o incluso un sector es profesional. En lo individual, una idea común es pensar que es profesional el que egresa de una escuela profesional de circo. Sin embargo, en la práctica vemos que algunos egresados no son considerados como profesionales sino hasta pasados unos años de experiencia laboral. Además, ¿cómo entender “lo profesional” desde la realidad sudamericana donde, a falta de escuelas, abunda la formación autodidacta mediante clases y talleres de distinta índole? La formación autodidacta permite a los artistas trabajar y vivir de su arte como lo hace cualquier profesional, sin embargo, la pregunta persiste, ¿cuándo una persona se convierte en un profesional?
¿Acaso ser profesional de circo se reduce a cuántas horas entrenas o cuántos trucos puedes ejecutar? Como se trató en la charla, ser profesional es más que eso. Tiene que ver con la relación que un individuo fomenta con su trabajo, con la consciencia de cómo su actuar afecta a los demás. La profesionalidad tiene que ver con el uso que le damos a nuestras habilidades técnicas, artísticas y sociales, la manera en que presentamos nuestro trabajo a través del dossier, la página web o la tarjeta de presentación. No es sólo tener una buena imagen, sino producir circo desde el respeto a nuestra profesión que implica hacer consciencia de cómo te relacionas con los demás, con tus clientes, con ser puntual y responsable, etcétera. Necesitamos entender la profesionalización en un sentido más amplio. Como latinos, parece que cada día nos vamos superando más técnicamente, pero parece que hay una carencia en la educación cívica de pensar en los demás, que se refleja en todas las áreas, desde negociar una presentación y enviar un presupuesto adecuado hasta en el contenido y la dirección de una creación de circo.
Debemos comprender que las claves para la profesionalización del circo no las debe dictar un ente superior, sino que debe partir de nosotros mismos. A partir de este autoconocimiento es que entonces podemos buscar reconocimiento. Comencemos entonces por autodenominarnos como profesionales de circo en formación, es decir, conscientes de nuestros retos y deficiencias. Desde ahí, luchemos por un cambio real donde todos nos hacemos cargo. Cada comunidad de circo podrá tomar las riendas al comprometerse con un autodiagnóstico colectivo que comience con preguntas básicas: ¿Quiénes somos? ¿Qué queremos? ¿Cuál es la labor artística y social de tu comunidad circense? ¿Cómo podemos aliarnos? ¿Cómo ayudar a los artistas que se forman en las escuelas extranjeras a regresar a su país de origen y contribuir recíprocamente a nuestro desarrollo? ¿Porque los artistas tienen que irse a estudiar a Europa? ¿Cómo apoyar iniciativas de formación profesional para ofrecer rutas de profesionalización exitosa desde Latinoamérica?
Conclusiones
La charla abrió muchas preguntas importantes. No es posible responderlas con ligereza. La profesionalización es un tema con muchas implicaciones que habrá que ir discutiendo poco a poco. A continuación, rescatamos algunos puntos con la intención de avanzar en la discusión.
La profesionalización comienza por un deseo individual de superación al que se le debe alimentar con compromiso, educación e información. No podemos saltamos las etapas. Como un médico no puede operar después de un mes de clases, un artista de circo debe formarse y tener experiencia antes de tomar roles más importantes en la comunidad como por ejemplo entrenador o creador. Debemos crear consciencia comprometiéndonos a generar y difundir información útil y confiable. Indudablemente, en Latinoamérica, falta información.
La profesionalización no solo compete a individuos sino al gremio, a comunidades y sectores de circo. La charla demostró que es necesario normalizar la presencia de profesionales de diversas áreas como sociólogos, psicólogos, kinesiólogos, etcétera, que pueden colaborar con artistas y aportar mucho al movimiento de circo. Para que el gremio circense tenga más peso y desarrolle una voz más potente debemos aprovechar el conocimiento de otras áreas e incluso aportar a otros campos profesionales con nuestros conocimientos y experiencias. Así el circo ganará relevancia.
Es nuestro deber el impulsar la profesionalización desde nuestras localidades. Estudiar en el extranjero abre muchas puertas de conocimiento, de redes sociales y aporta madurez artística. ¿Cómo podemos lograr ofrecer opciones de formación ricas en nuestros contextos? Es muy importante apoyar para que artistas de circo vuelvan a su país de origen y pongan su granito de arena en la educación y el trabajo circense local.
Para concluir, considero que es necesario trabajar en muchos frentes al mismo tiempo. Comencemos generando redes de apoyo e intercambio. Creemos grupos en cada país donde se impulse una comunicación constante entre fronteras nacionales. Establezcamos lazos con gobiernos e instituciones para ser escuchados y que reconozcan nuestro trabajo artístico. Generemos conocimiento y difundamos información pertinente ampliamente entre nosotros y para nosotros. Impulsemos plataformas de comunicación de base en Latinoamérica para generar conocimiento accesible. Fomentemos alianzas y crezcamos juntos. Consigamos más apoyo para empoderarnos mutuamente. Respetemos el proceso de cada país. Finalmente, sigamos dialogando para construir una identidad latinoamericana que nos haga crecer y que nos fortalezca. El cambio parte de cada uno. Después, hay que aprender a sostenernos y crecer acompañándonos.
Por: Romina Buscaglia Vásquez, Bailarina y Acróbata Aérea.
Edición editorial: Roy Gómez Cruz
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